Al igual que una escalera que asciende hacia el infinito, la librería Anam se despliega suavemente, alcanzando un perfecto equilibrio entre ligereza y solidez.
Cada libro y cada objeto halla su espacio de respeto y poesía dentro de esta estructura, que se ofrece como guardiana de nuestros recuerdos elegidos.
Los propios materiales narran una historia: la parte superior, firme y contundente, evoca la estabilidad de las cosas que perduran en el tiempo, mientras que la parte inferior, tapizada en tela, transmite una amabilidad inesperada. Su presencia no domina el espacio, sino que lo enriquece, sugiriendo un diálogo entre lo que vemos y lo que imaginamos.